Liz Greene: La psicóloga que dotó de alma a los planetas

Uniendo las estrellas y la psique

En la segunda mitad del siglo XX, cuando la astrología buscaba una mayor profundidad y legitimidad, Liz Greene (nacido en 1946) surgió como una de sus voces más transformadoras.
A Analista junguiano, escritor y astrólogoGreene unificó el lenguaje de mito, psicología e inconsciente en lo que se conoció como astrología psicológica.
Su trabajo reveló que los planetas no son fuerzas externas que controlan nuestro destino, sino que arquetipos vivientes—símbolos de complejidad interna, conflicto y crecimiento.

Para Greene, la astrología no era un arte de adivinación sino una mapa de la psique, una herramienta para el autoconocimiento y la transformación.

Primera infancia y educación

Nació en Nueva JerseyLiz Greene estudió psicología y obtuvo su doctorado en Zúrich, donde se formó en la Instituto CG Jung.
Profundamente influenciado por Carl Jung Combinando sus teorías sobre arquetipos y el inconsciente colectivo, formuló esta psicología profunda con su temprana fascinación por la astrología, que comenzó a estudiar en su adolescencia.

Su doble especialización —psicología clínica y astrología— se convertiría en su contribución distintiva: una forma de explorar los patrones del alma a través de la geometría simbólica de los cielos.

Fundaciones de la Astrología Psicológica

En la década de 1970, Greene comenzó a publicar libros que transformaron el panorama astrológico. Su obra fundamental, Saturno: Una nueva mirada a un viejo demonio (1976), reinterpretó a Saturno no como un planeta de fatalidad y limitación, sino como el arquetipo de la maduración interior y la responsabilidad.
A través de este libro, Saturno se transformó del castigador cósmico en el sabio maestro: el planeta de la autodisciplina, el trabajo con la sombra y la integración psicológica.

Posteriormente, fue cofundadora de la Centro de Astrología Psicológica (CPA) en Londres (1983) con Howard Sasportas, estableciendo un programa de formación profesional que integraba el análisis junguiano, la mitología y el simbolismo astrológico.
La CPA se convirtió en un centro global para el movimiento emergente de astrología psicológica y arquetípica.

Arquetipos en el horóscopo

Basándose en la teoría junguiana, Greene enseñó que cada planeta representa un patrón arquetípico—una fuerza atemporal que da forma tanto a los acontecimientos externos como a la experiencia interna.
Su trabajo tradujo estos principios míticos al lenguaje del desarrollo psicológico:

  • Sol — el viaje del héroe hacia la identidad.

  • Luna — memoria emocional, instinto y el niño interior.

  • Mercurio — percepción, comunicación y dualidad.

  • Venus — amor, atracción y armonía estética.

  • Marte — afirmación, ira y vitalidad.

  • Júpiter — fe, crecimiento y filosofía.

  • Saturno — estructura, sombra y limitación.

  • Urano, Neptuno, Plutón — fuerzas transpersonales de cambio, trascendencia y transformación.

Cada carta astral, enfatizó Greene, no representa un destino estático, sino una mito viviente—el drama personal a través del cual el alma busca la conciencia.

Mito y el inconsciente

La astrología de Greene está repleta de mitología. Ella veía las historias míticas no como reliquias del pasado, sino como expresiones vivas del lenguaje de la psique.
Sus obras posteriores—La astrología del destino (1984), Las luminarias (con Howard Sasportas), y La astrología de la diosa oscura—exploró cómo Los mitos antiguos reflejan dinámicas psicológicas. dentro de la carta natal.

Por ejemplo, Venus y Marte simbolizan no solo el amor y el deseo, sino también la eterna tensión entre Eros y acción, la danza de la atracción y la afirmación que alimenta la creatividad y el conflicto.

A través del mito, Greene revitalizó la astrología, no como un sistema medieval de correspondencias, sino como una diálogo vivo entre la psique y el cosmos.

La astrología como terapia

El modelo terapéutico de astrología de Greene cambió la forma en que se practicaba esta disciplina.
En lugar de predicciones, ella hizo hincapié exploración—utilizando el horóscopo como marco para el diálogo, la autorreflexión y la sanación.

En sus sesiones y escritos, el gráfico se convirtió en un espejo del inconscienteNo mostraba lo que sucedería, sino qué patrones internos buscaban reconocimiento.
Su objetivo nunca fue “arreglar” el destino, sino profundizar la conciencia—hacer consciente lo inconsciente, en el sentido de individuación de Jung.

Ella escribió:

“El horóscopo es un mandala del alma. La tarea no es trascenderlo, sino vivirlo plena y conscientemente.”

Legado e influencia

La influencia de Liz Greene es incalculable.
Su integración de la psicología profunda junguiana y el simbolismo astrológico revivió la credibilidad intelectual y espiritual de la astrología a finales del siglo XX.
Sus libros siguen siendo textos fundamentales para astrólogos, terapeutas y estudiantes de mitología en todo el mundo.

Ella inspiró a una generación de pensadores—Esteban Arroyo, Richard Tarnas, Melanie Reinharty otros, quienes llevaron adelante su trabajo a astrología arquetípica y psicología transpersonal.

Hoy, su legado perdura en un movimiento global que ve la astrología no como adivinación, sino como psicología profunda en forma simbólica—un diálogo entre el alma humana y el universo viviente.

El astrólogo del alma

Liz Greene dotó a la astrología de profundidad psicológica, matices poéticos y seriedad moral.
Ella enseñó que la carta natal no es un conjunto de predicciones, sino una espejo de la historia mítica del alma—una historia a la que estamos invitados a vivir con conciencia y compasión.

Gracias a ella, los planetas recuperaron sus almas, y la astrología encontró de nuevo su lugar legítimo: no en la predicción del futuro, sino en la iluminación del misterio del ser humano.

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